¿Qué vamos a contar en esta película, muchachos?
Manteniendo esto claro, contamos con Brian Singer de nuevo con el ojo tras la cámara, sustituyendo a Matthew Vaughn, quien fue planteado como primer fichaje tras la precuela X-Men: primera generación. Apostando por planos amplios y coloridos nos centramos en una historia sólida que sin colocar efectos especiales sin ton ni son, más bien distribuidos en su justa medida respecto al avance de la historia. Midiendo este aspecto, podemos centrarnos en una historia que da mucho de sí. Planteando la paradoja temporal de Efecto Mariposa, Hugh Jackman, encarnando a su ya inseparable Lobezno, vuelve atrás en el tiempo para cruzarse con las versiones jóvenes del Profesor X y Magneto unos años más tarde de la aventura que vimos en la película de Vaughn.

Un vistazo a ambos personajes para comprender como llegaron a la situación de sus homólogos futuros (una forma sencilla de hilar el guión total con el resto de películas). Nuevamente es la relación entre ambos y su visión del mundo mutante: de la salvedad de diferencias con los humanos o la exaltación de la siguiente escala evolutiva según Darwin. Una buena pincelada para comprender a los dos personajes que luego recogen el intrigante Sir Patrick Stewart y el galante Sir Ian Mckellen. No hay que olvidar que son estos dos mutantes quienes lideran las dos ideologías imperantes en X-Men, y conocerlos más a ellos es la mejor manera de apreciar estas películas y poder valorarlas como buenas o malas dentro del contexto adecuado.
Si bien podemos decir que los efectos especiales del tercer acto pueden resultar algo exagerados (Magneto, el joven, decide presumir y roza el excentricismo) cuando llegamos a la batalla final, bien mirados están colocados en coherencia con la historia. Las escenas de acción bien controladas, tanto a nivel de guión como visual (sin contar esa "pequeña" exageración que Marvel debía colocar de alguna manera), pues mantienen la supuesta ventaja de Los Vigilantes del doctor Bolivar Trask (brillantemente caracterizado y tratado por Tyri..., perdón Peter Dinklage) y sin sobrexageración en cuanto a las batallas. Lo importante viene en los planos medios, lo que contienen. Envuelven el lugar de la acción pero permiten aún seguir la intensidad del momento de decisión final de Mística y las consecuencias que traerá su acto. Un momento expectante, bien escalado y controlado que no degenera para nada el filme, sino que lo enriquece a un nivel más que aceptable.
Una pequeña una licencia subjetiva sobre la película, un gran acierto por parte de los guionistas. El paso de Lobezno a un segundo plano para luego rescatarlo en los minutos finales compensa completamente mi decepción con Lobezno Inmortal. Llama la atención y deja con el gusanillo para comprobar que irá ocurriendo partir de la próxima película en la que vuelva a aparecer, ya que en X-Men: Apocalypse (en preproducción), no parece haberse confirmado la presencia de Hugh Jackman como personaje principal. No descartemos, sin embargo, que vaya a tener un "cameo" como en primera generación. Esperamos su regreso con impaciencia, ya que deja abiertos nuevos frentes a tratar en futuras películas de franquicia mutante.
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